Cuál es el riesgo de un avalista de préstamo

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A menudo se pide a amigos íntimos, parientes o conocidos que se conviertan en avalistas de préstamos o hipotecas. Averigüemos si merece la pena aceptarlo y cuáles pueden ser los riesgos.  

Quién es un avalista 

Un avalista es una persona que se compromete a reembolsar la deuda del prestatario principal si éste no puede pagar. Para el banco, los avalistas son una garantía adicional. Y cuantos menos riesgos, más favorables son las condiciones del préstamo que puede ofrecer.

Cualquier persona puede convertirse en avalista, no es necesario que sea pariente del coprestatario. Es necesario cumplir varios criterios:

  • Tener ingresos regulares, suficientes y estables.
  • Ser ciudadano mayor de edad.
  • Estar empleado en su trabajo actual durante al menos cuatro meses.
  • Tener un buen historial crediticio, que demuestre que ha efectuado los pagos sin retrasos y que es un prestatario responsable.
  • Facilitar al banco los documentos solicitados. Suelen ser el pasaporte, la libreta de trabajo y el certificado de ingresos.

Cuándo merece la pena acordar una fianza 

La fianza es un procedimiento voluntario, una persona decide sobre la celebración del acuerdo. Si existen dudas e inquietudes sobre el prestatario, puede negarse a firmar los documentos.

Los analistas recomiendan firmar un contrato de fianza sólo si se confía en la solvencia de la persona. También tiene sentido acordar un aval si los intereses del avalista y del prestatario coinciden: por ejemplo, puedes convertirte sin problemas en avalista de la hipoteca de tu cónyuge, ya que el piso será un bien adquirido conjuntamente.

Si sospechas que el prestatario no podrá hacer frente a los pagos con regularidad o no le conoces bien, es mejor rechazar la solicitud. Sobre todo si el préstamo es a largo plazo.

También vale la pena rechazar una garantía si el importe de los pagos mensuales es demasiado elevado y no será posible realizarlos en lugar del prestatario principal.

Cuáles son los riesgos

El avalista responde solidariamente de las deudas junto con el prestatario. Éstos son los riesgos:

Si el prestatario no puede pagar, también será problema del avalista. El avalista es responsable de la deuda y está obligado a efectuar el pago. Si se niega, el banco acudirá a los tribunales y los agentes judiciales podrán embargar las cuentas tanto del prestatario como del avalista. Para evitar esta situación, el prestatario debe ponerse inmediatamente en contacto con el banco en caso de dificultades financieras, por ejemplo, para solicitar una reestructuración o vacaciones crediticias.

Si el avalista no cumple sus obligaciones de reembolsar el préstamo al prestatario, su historial crediticio se verá perjudicado. Sólo hay una forma de evitarlo: reembolsar la deuda sin incurrir en impago. 

El banco tiene en cuenta las obligaciones del avalista al estudiar la solicitud. Si una persona quiere pedir dinero prestado, el banco incluirá el préstamo, que tiene un acuerdo de garantía, en el cálculo de la carga de la deuda. Como resultado, el banco puede denegar o aprobar una cantidad menor.

¿Puede un avalista negarse a pagar un préstamo? 

El avalista no puede negarse a pagar, ya que asumió la obligación al firmar el contrato. Sin embargo, puede exigir al prestatario el importe que ha pagado. Si se niega, puede acudir a los tribunales y cobrar la deuda. Para ello, conviene conservar todos los documentos que confirmen la situación: el contrato de préstamo, el contrato de garantía, los recibos de los pagos, etc.

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